El Sábado Santo es el tercer día del Triduo
Pascual. Durante esta jornada, la Iglesia recuerda el tiempo que pasó
Cristo en el sepulcro, su descenso a los infiernos y espera su Resurrección.
Este día no se celebra Misa y los altares
están vacíos hasta la celebración de la Vigilia Pascual, que tiene lugar en la
noche, en víspera del Domingo de Resurrección.
Esta vigilia empieza fuera de la iglesia. Se enciende un
fuego que bendice el sacerdote. De él se prende la llama del cirio
pascual, una gran vela que representa a Cristo Resucitado.
Ya dentro del templo, los fieles encienden pequeñas velas
tomando el fuego del cirio pascual. Se leen siete lecturas y también se reza el
Gloria, algo que no se hace durante toda la Cuaresma. Durante esta
celebración se renuevan las promesas bautismales y algunos adultos
reciben el sacramento del Bautismo.
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