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07 agosto 2012

“Siglos” en la universidad


Es como si el reloj pasara y no dejara secuelas, como si los años fueran nada y realizar sueños y metas como profesional importara poco. Este es el caso de Mercedes Sánchez (nombre ficticio) quien en enero de 2004 ingresó a la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD) a estudiar Derecho con muchos sueños de ser una gran abogada.
Pero mientras fue pasando el tiempo las ganas de Sánchez seguir estudiando disminuyeron. Hoy, a ocho años de estar en la universidad, le faltan cuatro semestres para concluir con un programa educativo que, según lo establecido por la universidad debió culminar hace dos años.
Sánchez aún recibe de sus padres los recursos económicos para estudiar y no tiene necesidad de trabajar.
A pesar de ello, no toma tantas materias. Siempre justifica su poco rendimiento y sus faltas a clases diciendo: “Tengo compromiso en la iglesia y no puedo ir a la universidad”. También alega que los profesores son muy injustos.
El caso de Sánchez también es el de muchos otros.  Un ejemplo vivo de esta situación académica es el de Ambiorix Rosario, presidente de la Federación de Estudiantes Dominicanos, quien ingresó a la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD) en 1990 a estudiar Medicina y aún no concluye.
Tiempo adecuado
Según Eladio Hernández, presidente del Colegio Dominicano de Psicólogos, la edad promedio para que un estudiante esté finalizando sus estudios de educación media es de 16 a 17 años. “Lo normal sería que entre 20 y 22 años estudiantes universitarios estén en la fase final de su carrera”, dice.

De acuerdo con el especialista, algunos estudiantes no terminan su carrera universitaria a tiempo por razones de economía. “Un estudiante con pocos recursos económicos pasa muchas dificultades en la universidad pública. A veces las adversidades hacen que se retiren, por esta razón hay estudiantes que duran 8 y 9 años”, señala.  Esos casos son diferentes a los casos de Sánchez y Rosario. Pero cualquiera que sea la razón, completar el pensum a tiempo de una universidad no es una prioridad o posibilidad para todos los estudiantes universitarios. 

LOS PROBLEMAS RETRASAN EN EL DESEMPEÑO ACADÉMICO
El presidente del Colegio Dominicano de Psicólogos, Eladio Hernández, considera que algunos estudiantes que tienen mucho tiempo en la universidad tienen el deseo de graduarse y cumplir sus sueños, pero tal vez los problemas no les ayudan a avanzar.

De acuerdo con el especialista, se estima que alrededor del 30 % de una promoción universitaria se gradúa, y dentro de ese porcentaje hay estudiantes excelentes que cuando buscan trabajo muchas empresas los rechazan porque están sobrecalificados.
Factores que influyen en la deserción universitaria
Las razones por las que un estudiante dura mucho tiempo en la universidad se ha convertido en una problemática que afecta al sistema educativo del país. Y partiendo de esta situación, se han realizado diversos estudios, uno ellos “Deserción en la educación superior pública en República Dominicana”, presentado en 2004 por la psicóloga Mayra Brea, exdirectora del Instituto de Psicología de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD).

Según Brea, aún continúan los mismos factores que hace ocho años provocaban deserción y rezago de graduación en los estudiantes universitarios del sector público. Considera que este problema también afecta a estudiantes del sector privado y resalta que no es una situación que se presenta solo en el país sino también en la región latinoamericana.
La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) del 2012 señala, en su informe del año 2008 que menos del 20% de los estudiantes universitarios se gradúan en el tiempo que corresponde realizar una carrera, según informa la especialista.
Brea comenta que las razones del rezago y deserción en los universitarios se debe a diversos factores como son la deficiencia del sistema educativo en los niveles básico y media, estas dificultades, asegura, son tan graves que provocan que un bachiller ingrese con deficiencias a la universidad.
Comenta que otro factor relacionado con el alto índice de deserción y rezago de graduación en la universidad pública, lo constituye el conjunto de las características económicas y sociales de su población estudiantil que está conformada principalmente por hijos de familias pobres o de clase media con bajos niveles de ingreso.
“Sólo el 30% de los estudiantes de la UASD, de acuerdo a estudios que menciona la OCDE (2008), proviene de colegios privados y no necesariamente de niveles socioeconómicos altos, a diferencia de las universidades privadas, donde asisten principalmente estudiantes de colegios privados de diferentes niveles socioeconómicos y en donde apenas un 17 a 20% del total matriculado proviene de las escuelas públicas”, expresa Brea.
Quienes trabajan y quieren estudiar tienen dificultades por la vigencia de los horarios de las asignaturas, según Brea son muchos los bachilleres que estudian y trabajan y se quejan porque en la UASD no hay horarios flexibles (nocturnos y sabatinos) para estudiar. La especialista también señala que otros factores que contribuyen al alto índice de deserción universitaria se relacionan con “las precariedades económicas de la institución (déficits presupuestarios crónicos por incumplimiento del gobierno de la ley 5778) en contraste con la misión y las funciones de una universidad abierta, consagrada en su estatuto orgánico”, indica.
Sugerencia del MESCYT
Con respecto a la sugerencia que recientemente hizo la ministra del Ministerio de Educación Superior Ciencia y Tecnología (MESCYT), Ligia Amada Melo, para que los estudiantes que tengan 8, 10 y hasta 12 años estudiando sean dados de baja, Brea considera: “La ministra de Educación Superior está en todo su derecho de exigir eficiencia y calidad en el sistema que dirige”.

Sin embargo, añade que es necesario efectuar previamente un estudio minucioso de los casos antes de aplicar normas que puedan perjudicar a muchos estudiantes que están rezagados en el sistema. Manifiesta que sería poco justo condenar repentinamente a estudiantes, que por razones de trabajo y por su propia condición socioeconómica desfavorable, sólo pueden cursar una, dos y máximo tres materias de cada seis o siete que le corresponde semestralmente.
Dudas vocacionales
De acuerdo con Brea otro aspecto que se debe tomar cuenta son las dudas vocacionales que pueda tener un estudiante. “Esa es otra cara de la misma moneda. En nuestro estudio de la deserción, encontramos que este fenómeno es impactado no sólo por los factores cognitivos del estudiante y su fragilidad en la preparación académica de soporte, sino que influyen además los factores personales, vocacionales, emocionales y familiares para lograr alcanzar el éxito académico”, asegura.

La especialista añade que en muchos casos las escuelas de donde egresan los estudiantes no proveen las evaluaciones vocacionales necesarias para quienes aspiran ir a la universidad. Las pruebas vocacionales, expresa, tienen por objetivo orientar a los bachilleres para una buena selección de su carrera; determinar cuáles son las habilidades y destrezas con que éstos cuentan, y que esas habilidades vayan acorde a su elección. “Muchos eligen una profesión tradicional por el supuesto beneficio económico que creen les puede acarrear en el futuro, sin embargo, sus capacidades personales van en otra dirección muy opuesta”, sostiene.
De su lado Eladio Hernández, presidente del Colegio Dominicano de Psicólogos, añade que no todos los estudiantes están preparados para ir a la universidad. Indica que en algunos casos ingresan a una alta casa de estudio por mantener un estatus y aparentar ser lo que no son. 
LA RELACIÓN FAMILIAR INFLUYE EN EL DESEMPEÑO
Hay ciclos en la vida que van acompañados de actividades (la niñez, adolescencia y juventud) y en todas éstas la familia tiene un papel importante, destaca el psicólogo Eladio Hernández.
“Los padres sueñan en que sus hijos a los 25 años le den nietos, pero esto debe ir acompañado de una profesión o algún estudio técnico, porque el factor económico es importante para el desarrollo de la familia”, sostiene.
Según la psicóloga Mayra Brea el apoyo de la familia es imprescindible para una estabilidad económica y personal. No solamente la familia ayuda con los gastos económicos, dice, sino también el apoyo moral y emocional que pueda brindarle tiene mucho valor ya que puede contribuir a que el joven estudiante supere los obstáculos y dificultades a los que tiene que enfrentarse durante sus estudios.
La relación familiar influye tanto en el desarrollo de un estudiante que se refleja en su autoestima y en sus sentimientos. De acuerdo con Brea  cuando un joven está deprimido por problemas en su hogar, es producto de una deteriorada situación familiar. En estos casos hay que ofrecer ayuda psicológica.
“En el estudio que realizamos, algunos desertores nos revelaron que hubiesen preferido recibir soporte psicológico de parte de la universidad en ciertos momentos de indecisiones e inestabilidad emocional a la que se vieron enfrentados, lo que les debilitó y motivó al abandono de materias y a desertar de la universidad, aunque no dejan de reconocer que no solicitaron la ayuda profesional correspondiente.
Esta misión orientadora y de apoyo psicológico es muy importante que se proporcione en la institución universitaria, sobre todo durante los primeros semestres”, concluye la especialista.

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